Extracto de mi libro LOS TRES LIDERAZGOS DEL GERENTE EXTRAORDINARIO (adquiérelo aquí)
Cuando yo era niña, era absolutamente insegura. Recuerdo una vez que mi papá nos llevó a cenar churros. ¡Cenar churros era una fiesta! ¡Amaba ese lugar! El olor a chocolate caliente, la calidez de la temperatura del aceite hirviendo donde freían los churros. Era mágico ver cómo salía la masa de la maquinita, y la pericia de quienes los elaboraban… para mí, una niña de 5 o 6 años, era Disneylandia. ¡Y los churros siempre eran una delicia! Sin embargo, en aquella ocasión en especial, algo falló. El mesero no trajo azúcar a la mesa. Entonces le dije a mi papá que quería azúcar, esperando que mi padre, como siempre, me resolviera la vida. Pero en aquella ocasión, me fallaron todos los pronósticos. Aquella ocasión mi papá me dijo “pídesela al mesero”. En ese momento volteé a ver al mesero y pensé que si le pedía azúcar lo iba a molestar, le iba a hacer pasar un mal rato, lo incomodaría, se enojaría conmigo, ¡se burlaría de mí! Me sentí totalmente ridícula y vulnerable… y le dije a mi papá que por favor le pidiera él el azúcar al mesero. Y mi papá: “no. Pídesela tu”. Esa noche me tomé mi leche sin azúcar.
Considero que, para poder liderar a otras personas, es muy importante primero ser líder de uno mismo, es por esto que todos los libros del tema se dividen primero en un trabajo interno y después ya aplicarlo con los otros (y para muestra un botón: ahí tienes Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey, en el que no pasas a la victoria pública si no has logrado tu victoria privada). Y me he percatado que un gerente, jefe, dueño de negocio, cuando es inseguro de sí mismo, se convierte en una de dos: o un líder barco (como en la escuela, ¿te acuerdas? Del profe que pasaba a todos y todo mundo ya le tenía bien tomada la medida), o bien en un líder tirano que se pone la botarga de ser rudo rudo rudísimo, pero en realidad es alguien muerto de miedo. Es por esto que considero tan importante trabajar, primero la seguridad de una persona en sí misma antes de poder dar el paso a querer ser modelo e inspiración.
Si bien es cierto que la autoestima y el autoconcepto no son lo mismo, van muy de la mano uno con el otro. En algún momento de nuestra vida nos empezamos a odiar a nosotros mismos porque no éramos aceptados tal cual éramos. Y entonces empezamos a rechazarnos a nosotros mismos, y obviamente nos da miedo mostrar nuestra verdadera esencia. Nuestro verdadero yo. Cuando tenemos inseguridad, no pedimos azúcar en el restaurante. Cuando tenemos inseguridad, aceptamos lo que nos den, sea un trabajo chafa o una relación de maltrato.
Desde pequeños aprendimos que todo tiene un precio… también el amor. Sobre todo, el amor. “Si te portas bien, ¡te quiero mucho!”, lo cual, por carambola significa que “si te portas mal, te quiero poco” ¡o peor! “si te portas mal, no te quiero”. Aprendimos que nada es gratis. “Yo te quiero si tu…”. Y aquí es donde comienza el verdadero desafío, porque a nuestra más tierna infancia queremos ser amados y aceptados, ¡es normal! Y entonces empezamos a “portarnos bien” de acuerdo con los cánones que nos dictaba el exterior, aunque no necesariamente hayamos estado de acuerdo… pero si no lo hacíamos, corríamos el riesgo de que nos dejaran de amar. Y empezamos a luchar con todas nuestras fuerzas para ser amados y aceptados… aunque en esa lucha nos estábamos perdiendo a nosotros mismos. Y empezamos a odiarnos por lo que éramos, porque, así como éramos no seríamos aceptados.
Ahora, ponte en el lugar de esa niña pequeña, de ese niño pequeño, imagínate qué tan aterrador y desesperante debe ser para un niño o una niña la idea de que, para recibir amor, el respeto y la seguridad que necesita para crecer, tenga que renunciar EN TODO a sí mismo y empezar a “hacer la finta” de ser alguien diferente, alguien distinto a quien es. Lamentablemente, seas consciente o no, así nos ha pasado a todos y cada uno de nosotros. Y, más lamentable aún, muchísimas personas pasan su vida entera, así, sin reconciliarse consigo mismas, sin aceptarse. Odiándose. Pero, ¿cómo me amo si llevo toda mi vida odiándome y pensando que, así como soy está mal? Elimina todos tus temores. Conquista a tus enemigos. Pero para conquistarlos, tienes primero que conocerlos.
Recuerdo alguna vez en mi curso MUJER LIBRE Y GRAN-DIOSA (mantente pendiente de mis redes sociales, ¡muy pronto voy a lanzar este curso nuevamente!), hubo un ejercicio en el que las mujeres debían de hacer su ARBOL DE LOGROS. Y los frutos de su árbol representaban sus logros. Había mujeres con tan baja autoestima que dibujaron dos manzanitas, tres manzanitas. No eran capaces de ver de sí mismas nada bueno. Salvo sus hijos. Eran su único logro. Cuando vemos este tipo de actitudes, es porque hay muy poca autoestima, muy poca valía de sí misma (o de sí mismo).
Para poder amarte y tener seguridad de ti mismo, requieres CONOCERTE. Conocer tus fortalezas. Conocer, como dice mi maestro Ricardo Picard, tus COLORES.
¿Cuáles son tus puntos fuertes?
¿Cuáles son tus fortalezas, tus habilidades, tus talentos?
¿Qué valoras? ¿Qué sí te gusta de ti?
¿Qué te hace sentir seguro, cómodo, orgulloso, agradecido de ti?
¿Qué te gusta hacer mucho? ¿Qué te sale muy bien? ¿Qué se te da fácil? ¿En qué destacas?
¡Amarte es exaltar y aplaudir tus colores!
Es muy importante que empieces a hacer estos inventarios tuyos porque recuerda que lo que REALMENTE eres no es lo mismo a lo que tu PIENSAS que eres. Lo que eres es LA VERDAD, lo que piensas que eres es TU VERDAD. Y TU verdad no es necesariamente LA verdad.
Dedícale tiempo a tu mundo interno. Dedícate tiempo a ti mismo. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste una cita contigo mismo, o contigo misma? ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo para ti? Te voy a dejar de tarea que esta semana busques un espacio PARA TI, para que tengas una cita contigo (¡ojo! Fugarte en el Netflix no es una cita contigo). Y luego, me cuentas cómo te fue. Y si identificas que tu relación contigo está, de plano, del nabo, ¡trabajemoslo juntos! Agenda una sesión completamente gratuita conmigo y veamos qué podemos hacer para reconciliarte contigo. Simplemente da click aquí.