La semana pasada te escribía acerca de establecer un punto de partida para establecer nuevos hábitos y en suma, aprovechar la efervescencia del año nuevo. Sin embargo, desgraciadamente la mayoría de la gente se estaciona en un “asi soy, ¿y que?”, dicen que ya así son y pues así se van a morir, y que no hay de otra… pero yo estoy plenamente cierta de que el buen Dios nos ha hecho un maravilloso obsequio cuando nos creó: nos hizo IMPERFECTOS. Al principio yo decía, “¡ay! ¡Ese Dios se pasó de mala onda! ¿Como que imperfectos? ¡Chale! ¿No quiere competencia o qué onda?” … pero el día de hoy ya entiendo Su finalidad. El hacernos imperfectos nos da la bendita oportunidad de buscar cada día nuestra evolución, nuestro cambio, nuestro ser mejor…
Está en nuestra naturaleza, estamos creados precisamente para la mejora cotidiana, si así no fuera, entonces no entiendo la misión de las escuelas, desde el kínder hasta los post post post postgrados… cursos, diplomados, talleres, conferencias, libros, audiolibros, programas, tutoriales… ¿y qué me dicen de los psicólogos, sacerdotes, consejeros, coaches y mentores (cada viejo alaba su bordón, no puedo dejar de alabar el mío propio) cuya misión ha sido la de ayudar al otro a buscar ser mejor que un día antes?
Porque nadie es el mismo, nadie NO cambia, todos evolucionamos, unos más, unos menos… pero al fin de cuentas, si el río siempre tiene agua nueva, a ti, ¿qué te impide buscar tu evolución, tu crecimiento? Recuerdo que en alguna ocasión, en Clubhouse, hablábamos de nuestro inventario de logros del año anterior y algo que me quedó muy marcado fue que varias personas coincidimos en decir que lo mejor que podemos hacer para lograr más metas es invertir en nosotros mismos, invertir en nuestro crecimiento, en nuestra formación, al final del día tu eres tu mejor y más grande inversión. Invierte en ti, no escatimes, no te detengas. Decía Benjamin Franklin: “Vacía tus bolsillos en tu mente, que tu mente llenará tus bolsillos”.
Muchos de mis coachees y mentees me dicen “es que no quiero que mi equipo de trabajo sepa que estoy en un proceso de coaching”, ¡¡¡pero es al contrario!!! ¡Está padrísimo que lo sepan! Ven la vulnerabilidad de su líder, pero también ven las inmensas ganas de ser mejor, y eso les genera mucha admiración, incluso solidaridad. Cuando les dejo algún desafío o tarea que involucre a otros, tipo sus colaboradores, su pareja o sus hijos, una de las instrucciones es que les digan “esta es una tarea que me dejó mi coach, ¿me ayudas a hacerla?” y se produce una magia ¡espectacular! en la relación.
Por eso esta semana te invito a que reconozcas la labor de alguien, el esfuerzo de superación de alguien, es más, te invito a que te veas a ti mismo o a ti misma, y revises cómo has evolucionado, en qué aspectos no eres la misma persona que hace 1 mes, que hace 1 año, que hace 10, mi deseo es que sigas creciendo, sigas evolucionando y que cada día encuentres tu mejor versión. ¿Has decidido invertir en tu propio crecimiento con la ayuda de un coach? Quizá te gustaría saber cómo trabajamos y cómo te podemos ayudar a lograr tus objetivos. Si es así, agenda una sesión totalmente gratis conmigo, veamos juntos qué quieres lograr y exploremos la posibilidad de ser yo quien te acompañe. Simplemente da click aqui