La semana pasada durante un curso que impartí sobre liderazgo les contaba acerca de los cambios tan radicales y vertiginosos que la pandemia representó. Se trastocó nuestro estilo de vida; tuvimos que modificar muchísimas costumbres y hábitos; empresas que no lograron adaptarse al cambio y desaparecieron; otras que aprovecharon y decidieron usar la crisis como una oportunidad y crearon un nuevo concepto. Todo se transformó. Y esta transformación va a seguir adelante. No regresaremos a ser los mismos de antes del 2020. No nos lo podemos permitir (esto no se los dije en el curso la semana pasada, pero me llegó la inspiración divina, jaja).
Algo que me llamó muchísimo la atención fue el cambio que se ha visto, sí o sí, al interior de las organizaciones. Las personas ya no son las mismas y por lo tanto, lo que a los empresarios les funcionaba para gestionar sus negocios, el día de hoy ya está obsoleto. Y quiero compartirte que a finales de la pandemia platiqué con dueños de negocios para saber cuáles eran las principales problemáticas a las que se enfrentaban, y encontré que fueron tres grandes áreas en común que, a la fecha, mantienen su vigencia. ¿cuáles son?
- DELEGACIÓN Y SEGUIMIENTO DE TAREAS: Los empresarios temen delegar, y cuando delegan los colaboradores no son capaces de ejecutar y no hay una supervisión correcta; no saben cómo hacer que las personas se hagan cargo de sus responsabilidades y funciones; al haber diferente sentido de responsabilidad y capacidades, hay que buscar diferentes estrategias de seguimiento que sean funcionales; no hay una correcta gestión de imprevistos; hay una falta de educación y compromiso para aceptar la modalidad home office; los objetivos son muy poco claros y en consecuencia las metas están muy difusas; no hay evaluación de resultados.
- ERRORES EN LA COMUNICACIÓN. Las personas asumen cosas; no hay retroalimentación, mucho menos reconocimiento; no hay confianza para tener una comunicación abierta; el tratar de comunicar objetivamente y sin que queden dudas se convierte en un problema; quizá hay fluidez de comunicación de los colaboradores a los líderes, pero no viceversa; se cree que el mensaje es claro, pero la realidad es que solo lo entendió quien lo emitió, pero no quien lo recibió; no sabemos transmitir instrucciones.
- CRISIS EMOCIONALES: Hay sobreexigencia; no se sabe establecer límites y ejercer disciplina; no hay inteligencia emocional; poca empatía; no hay confianza ni del jefe a los colaboradores ni viceversa; no saben lo que es trabajar en equipo; los paradigmas arraigados que hacen que tengan actitudes negativas; una tremenda resistencia al cambio; diferencias en los pensamientos, valores, principios, sentido de responsabilidad, etc., hace que la brecha generacional se haga cada vez más insalvable, administración del stress/salud mental que en últimas fechas ha cobrado relevancia.
Ok, estos son los problemas, pero ¿cuáles son las consecuencias de estos problemas?
El no delegar con estrategia genera que los empresarios tengan una tremenda carga de trabajo que bien podrían no hacer ellos, que no puedan buscar nuevos mercados y oportunidades, sin hablar del tremendo golpe a las relaciones interpersonales: falta de tiempo para ver a los hijos, jugar con ellos, mala relación con la pareja, no se cuida ni se atiende la salud propia, exceso de estrés que derivan en enfermedades gástricas, cardiovasculares, dérmicas, etc.
El tener mala comunicación al interior hace que, desgraciadamente, las empresas pierdan muchísimo dinero por errores, retrabajos, mermas, ¡incluso fuga de talentos! Las lagunas en la comunicación generan dentro de las organizaciones confusiones, malos entendidos, «es que yo entendí», «es que pensé que tu», y el peor error (en cualquier relación, no solo en la empresarial) es ASUMIR. Estamos asumiendo y esto propicia muchos conflictos.
Y finalmente, la ausencia de resultados hace que los empresarios comiencen a dudar de sí mismos y de su capacidad, hay tensión y descontento, el miedo y la incertidumbre se respira al interior de la organización, hay resentimientos y búsqueda de culpables; se pasó del “¿cómo vamos a crecer?” al “¿cómo vamos a sobrevivir?”, y ¿sabes qué es lo peor? Que el tema emocional fue el más recurrente y, paradójica y dolorosamente, es el menos atendido. No se pondera y, al contrario, se minimiza.
¿Qué te parecen los resultados de mi investigación? ¿Te identificas con alguna de estas tres áreas? Si es así, entonces es momento de pedir ayuda a la artillería pesada. ¡Contrata un coach! ¿Quieres conocer cómo yo te podría ayudar a través de la metodología que he desarrollado? Simplemente da clic AQUÍ y charlemos.
Adriana Alanis es coach, formadora, entrenadora y mentora de empresarios, gerentes recién ascendidos y mandos medios con más de 15 años de experiencia. Creadora de la Metodología 3L: Liderazgo de tu Vida, Liderazgo de tu Equipo y Liderazgo de tu Productividad. Autora de los libros DE JEFE A LIDER COACH y LOS TRES LIDERAZGOS DEL GERENTE EXTRAORDINARIO, creadora de la Agenda del Líder Disruptivo y del programa MUJER LIBRE Y GRAN-DIOSA. Profesora universitaria con más de 20 años de servicio y vicepresidenta COPARMEX Hidalgo, Premio Nacional a la Mujer 2020 y Galardón Forjadores de México 2021. www.adrianaalanis.com